Refugio, del latin refugium “un lugar al cual se huye”
Sin embargo, la etimología no lo cuenta todo.
Porque el primer refugio de la historia no fue un lugar: fue un gesto.
Fue ese instante en que alguien encendió una hoguera para que otro alguien pudiera calentarse, acercarse, sentirse a salvo.
Los primeros refugios fueron manos que ofrecían, corazones que se abrían, cuevas compartidas, mantas improvisadas con trozos de ramas.
Para un niño, el refugio son las palabras de una madre dichas en voz baja cuando el resto del mundo grita. Para un adulto, quizá el refugio sea el eco de aquella voz.
Un refugio no tiene por qué ser un lugar al que huir, sino un gesto que hace que nos sintamos a salvo.
Y ese gesto, para mi, siempre fue abrir un cuaderno.
Por eso ahora te ayudo a que construyas tu Refugio Creativo de la misma forma: abriendo un cuaderno y escu(l)piendo todo lo que necesita ser expresado.
Elena Poe
Hay días en los que abrir una libreta y tratar de expresar lo que llevas dentro da más miedo que hacer la declaración de la renta.
Otros, en los que no sabes si lo que estás dibujando es un árbol o tu propio sistema nervioso colapsando.
Tal vez ni siquiera lo has intentado nunca. Ya sabes, eso de ser sentimientos y tener seres humanos, como dijo el filósofo más involuntario del siglo XXI.
Tampoco necesitas sentir nada especial para despertar tu creatividad. Ni para encontrar formas creativas de expresarte.
El concepto de arteterapia es muy antiguo. Ya los griegos utilizaban la música y la poesía como parte de sus tratamientos médicos, y en muchas tradiciones indígenas, la pintura y la escultura se incluían como prácticas curativas.
En nuestra época moderna fue Carl Jung el primero que empezó a proponer que el arte era la forma no verbal más útil para ayudar a los pacientes a comprender y expresar sus emociones.
Esos “seres humanos” que “los sentimientos tienen”, como dijo el filósofo involuntario.
Todos sabemos que no es fácil reconocer y mucho menos expresar lo que llevamos dentro. Eso que a veces pesa, oprime el pecho, nos quita el sueño por las noches.
Ahí es cuando el gesto de abrir un cuaderno y dejar que tus manos libres, sin nadie que las vea o las juzgue, se expresen de la forma que quieran, puede convertirse en tu mayor Refugio.
Osho
Lo que sucede en tu Refugio Creativo se queda (si tú quieres) en tu Refugio Creativo.
No tienes por qué enseñárselo a nadie.
Ni aspirar a que alguna de tus acuarelas acabe colgada en el Thyssen.
Esto es una forma de terapia íntima, poética e introspectiva.
Puede ayudarte a bailar bajo la lluvia o a encontrar tu centro en medio de la tormenta.
Una vez que abras la caja y entres a tu Refugio Creativo, te guiaré para que puedas:
El MIEDO siempre nos alerta de algo, nos pone al acecho para que nada malo nos pase. Pero en el momento de la vida que estamos viviendo, hay muchas veces que ese miedo se acaba apropiando de nuestra vida. En este módulo, vamos a escuchar al miedo, lo vamos a enfrentar, y lo dejaremos libre.
La RABIA nos suele alerta de los límites que no hemos sabido poner y necesitamos hacer. Así que este módulo nos ayudará a ir a la raíz de nuestro malestar para ir desengranando aquello que duele y poder transformarlo en acción consciente.
El ESTRÉS parece que se ha subido a la moda como el fast fashion. El ritmo de vida hace que llevemos una velocidad descontrolada y en este módulo encontrarás ejercicios que te ayudarán a bajar el volumen interno y recuperar el equilibrio poco a poco.
La TRISTEZA nos avisa que nos hemos olvidado de nosotras mismas un poquito. Que hemos pasado por algo es cuidado pequeño, esa atención a nuestra alma. En este módulos encontraremos ejercicios que nos ayudará a encontrar el porqué de ese olvido y darle amor a nuestra alma.
No podemos olvidarnos de la CALMA, esa sensación de plenitud que inunda nuestro sistema. Aquí darás rienda suelta a tu creatividad, jugarás y disfrutarás.
Alejandra Pizarnik
Todo eso en tu casa, en pijama o en bata de dinosaurios.
Con tu kit de primeros auxilios emocionales (que ahora te hablo de ello),
la mesa llena de colores y el móvil en modo avión.
Una caja con todo lo que necesitas para despertar a las musas.
Te llega a casa con objetos reales para abrir la puerta de tu Refugio sin necesidad de mil pestañas de Amazon con productos que nunca vas a comprar.
(Ya los he comprado yo por ti)
En realidad, si.
Pero es importante que sepas que este no es un curso para artistas.
Ni para iluminadas.
Ni para expertas en emociones, chakras o herramientas de productividad.
Sientes que algo dentro de ti está apagado.
No sabes si es tu creatividad, tus ganas o tu niña, que lleva mucho tiempo sin salir a jugar.Esto no es una formación.
Ni un reto.
Ni una experiencia transformadora.
Es, simplemente, un respiro.
Si buscas una excusa para no empezar, aquí no la vas a encontrar.
Solo hay papel, color y un Refugio al que puedes volver siempre que lo necesites.
Este kit incluye todo el material necesario para encontrar tu Refugio Creativo en la intimidad de tu casa, haciéndolo a tu propio ritmo. El curso está disponible para siempre y puede servirte de apoyo para ir recorriendo el camino poquito a poco, en esos momentos en los que necesitas darle un respiro al corazón y poner tiritas de colores en alguna de tus heridas.
Este kit incluye lo mismo que el anterior + 3 aceites esenciales, que te ayudarán a bajar al cuerpo, calmar el sistema nervioso y aflojar tensiones acumuladas. Cuando las heridas son un poco más profundas, también necesitamos prestar atención a nuestra parte física para soltar las emociones enquistadas en el cuerpo.
Incluye todo lo anterior (la caja de tiritas + el tratamiento para heridas más profundas) y además, 8 sesiones conmigo individuales durante 8 semanas, en las que te guiaré paso a paso a través de un viaje creativo y terapéutico, para que a parte de transformar tu dolor a través del arte también puedas entender e integrar el proceso.
Mi nombre es Maribel Cots, y desde hace muchos años los tres pilares que aquí vamos a trabajar forman parte esencial de mi vida, pero es verdad, que no se produjo un cambio importante en mi hasta que no me convertí en mamá hace más de tres años.
Eso lo cambió todo.
Y ahora, lo que para mi era mi refugio, se ha convertido en el refugio de otras personas. Crear un espacio donde poder entender tus emociones y liberarlas, aprender a tener mayor claridad mental para poder tomar mejores decisiones y disfrutar como si volvieras a ser niño/a con las cosas más simples me hace muy feliz, porque sé que también a ti puede ayudarte.